viernes, 27 de agosto de 2010

Semana 3

Esta semana nos adentramos mas a fondo en las tecnologías digitales y sus aplicaciones en el área del diseño, adema de una primera aproximación a categorías proyectuales en diseño digital, con esto pretendo potencializar a un mas el replanteamiento de mi proyecto hasta ahora primordial, mi portafolio personal, sin dejar de lado otros proyectos paralelos de los cuales les contare as adelante cuando se encuentren un poco mas sólidos en cuanto a estructura.
Adicional a esto tuvimos un encuentro con el gran profesor Walter Castañeda, quien no hablo sobre su proyecto en el doctorado en diseño y quien nos ayuda a abrir aun mas la mente hacia este maravilloso mundo de lo digital. Esto genero discusiones interesantes e inquietudes respecto a su objeto de investigación que me ayudaran en este nuevo giro conceptual.
Para todos aquellos que asistieron a la conferencia y se quedaron con las ganas de ver el ipad del profe Walter, aquí les dejo un articulo que encontré muy interesante sobre este dispositivo.


iPAD


























¿Cuál es la finalidad de informar sobre un nuevo aparato informático?
Éstas son las razones:
• Definir un nuevo tipo de producto.
• Resaltar la
importancia de la dimensión ergonómica en la creación de cualquier dispositivo y sus vínculos comunicativos.
• Redefinir el concepto de programador electrónico y su vinculación con el usuario.

DIFICULTADES EN LA PERCEPCIÓN DEL iPAD

“Cuando algo va más allá de nuestra capacidad de aprender de manera rápida su funcionamiento, se vuelve mágico: esto es lo que ocurre con el iPad”
(Steve Jobs)
Cuando un producto innovador aparece en el mercado, resulta difícil percibir a fondo su importancia, entrever la nueva dirección que está indicando e, incluso, dar una definición aproximada del mismo.
Esto es debido a que intentamos explicar su función utilizando los conceptos que poseemos,
vinculándolo a su vez a experiencias pasadas: esta actitud condiciona inevitablemente tanto al consumidor del producto como al propio creador. Es, por ello, que resulta difícil describir el iPad, definir su propia identidad y comprender las características del producto. Se ha llegado a comparar con algunos que presentan una afinidad aparente, cayendo en la banalización, y englobándolo en categorías pasadas que deforman su percepción y visión innovadora.
Sería una equivocación comparar simplemente un iPad con un iPhone de mayor tamaño y velocidad (como comparar el tenis y el ping pong): sería como decir que no comprendemos la finalidad por la que ha sido creado ni las necesidades que intenta satisfacer. Por otra parte, no es equivalente ni a un smartphone ni a un portátil, ya que no está concebido para cumplir las funciones que ambos realizan.
El iPad representa la evolución natural del ordenador, pasando de una máquina terminal-digital a un dispositivo multimedial ergonómico-analógico.

EVOLUCIÓN DE LA INTERFAZ DEL USUARIO Y LA RELACIÓN HOMBRE-MÁQUINA


















En el contexto del proceso de interacción personaordenador, la interfaz de usuario ha experimentado una evolución constante, desde el lenguaje técnico a la línea de mandos, partiendo de fichas perforadas para llegar a la interfaz gráfica mediante el uso de la metáfora del escritorio.
Como sucede habitualmente en este ámbito, el lenguaje de la comunicación adopta las funciones y los avances tecnológicos de la máquina. Por este motivo, el sistema operativo del ordenador nació y ha ido evolucionando como gestión de documentos, de ahí su principal naturaleza de cómputo y base de datos. A medida que ha ido aumentando su capacidad de cálculo, el ordenador se ha convertido en un instrumento versátil para gestionar cualquier elemento real digitalizado, desde el análisis científico a la práctica del ocio, a través del vídeo y la música.
Esta evolución ha hecho que el ordenador ocupe un papel importante en nuestras vidas, no solo
como herramienta en el lugar de trabajo sino como objeto de entretenimiento doméstico, gracias
a sus funciones de reproductor y programador multimedial. Sin embargo, la relación hombre-máquina ha quedado inmutable. Nos vemos en la obligación de adoptar una posición física particular (de acuerdo a la disposición del aparato) delante de la pantalla, mantener las manos en el ratón y en el teclado: en definitiva, somos nosotros quienes nos adaptamos al ordenador.
Asimismo, el portátil nos propone la misma relación ergonómica, la misma esclavitud, aunque reduciéndola un poco respecto al ordenador de mesa, y haciendo uso del mismo en diferentes lugares, como el sofá. Sin embargo no cambia la modalidad de comunicación, que sigue estando supeditada a un teclado y un puntero y a la configuración perpendicular base-pantalla, que nos remite al concepto de escritorio del que proviene.
En este sentido, se ha intentado ir más allá, avanzando hacia un uso del ordenador cada vez más
funcional, innovador y cómodo, de acuerdo con el papel que desempeña como centro de la vida
digital. Pero cada intento, por muy creativo que sea, aparece vinculado a un uso anticuado y radicado a la gestión de documentos, en la relación hombre-máquina (prueba de interfaces 3D) o en algunos servicios sin una aportación de interfaz válida.

NECESIDAD DE RECUPERAR UNA DIMENSIÓN DE USO ERGONÓMICA Y ANALÓGICA




















No necesito cambiarme a mí mismo para adaptarme al dispositivo, sino que éste se adapte a mí.

“El manejo del dispositivo (iPad) viene marcado básicamente por los movimientos de la mano en la pantalla táctil… ¡y basta! No existe ningún otro elemento intermedio que funcione como puntero, ni una posición unívoca, por lo tanto no existe una manera justa o errónea para sujetarlo y utilizarlo” (Jonathan Ive).
Resulta increíble cómo, hoy día, que los sistemas informáticos pueden llegar a ser tan sofisticados, no se cuestione estudiar la relación físico-ergonómica del dispositivo con el usuario. Hay que considerar la importancia de los gestos en el desarrollo técnico y comunicativo o, lo que es lo mismo, de los aspectos del impacto analógico. En definitiva, el hombre ha tenido que aprender y ha seguido el lenguaje digital. Los sistemas operativos, incluso los más complejos y avanzados, se pueden considerar como un conjunto de simples mandos; podemos comparar los sistemas digitales actuales con el lenguaje básico formado solamente por 5 palabras: si, no, delante, detrás, allí, con las que tenemos que guiar una máquina compleja y poderosa. Un sistema analógico basado, en cambio, en los gestos, como es el caso del iPhone OS del iPad y las
pantallas táctiles multitouch, se rige por un lenguaje más rico y una semántica más avanzada.
Gracias al iPad se ha conseguido un soporte físico más confortable y ergonómico para el usuario, y el uso de un sistema de comunicación más humano, capaz de responder a las necesidades y la naturaleza de la expresión corporal: la gestualidad de las manos. Hay que recordar como éstas distinguen al hombre por la sensibilidad y la capacidad de manipulación.
El cambio de lenguaje se ha producido fuera del propio lenguaje, con un cambio de enfoque y, por tanto, de uso del aparato. Por este motivo, el reconocimiento de los gestos es el elemento intrínseco de este dispositivo ergonómico. El aspecto analógico es la marca diferencial que atrae al ser humano (en este sentido hay que analizar la percepción física del movimiento entre las páginas virtuales de la interfaz grafica que simulan la inercia), como se ha demostrado ofreciendo la posibilidad de tocar, inclinar y sacudir el dispositivo y hacerse con su control. El producto pasa a formar parte de “nuestro espacio físico”, lo percibimos en términos de distancia, material y peso, responde mediante reacciones que simulan comportamientos físicos, naturales, inmediatos y, por este motivo, “reales”. Para la creación del iPad no se han tenido en cuenta, incluso a nivel de programación, preexistentes opciones y elecciones de inspiración informático-tecnológicas, con el objetivo de concentrarse en la eficacia del proprio producto.
El dispositivo finalmente se hace transparente con respecto a sus funciones, satisfaciendo el principio base de la máquina programable que es satisfacer necesidades prácticas y facilitar el uso al usuario, prescindiendo de pasos intermedios innecesarios y de lenguajes que requieren grandes dosis de aprendizaje.
El ordenador tradicional y su sistema operativo, como los conocemos, desaparecen, debido a que
el nuevo iPad se presenta como natural, inmediato como los propios contenidos que transmite.
“Entendemos que hay que perfeccionar el producto al máximo, hasta el punto de eliminar cualquier barrera existente entre el usuario y el contenido con el que está interactuando” (Jonathan Ive).
“El dispositivo finalmente se hace transparente con respecto a sus funciones, satisfaciendo el
principio base de la máquina programable que es satisfacer necesidades prácticas y facilitar el uso al usuario”














LA REVOLUCIÓN DE LA DISPOSICIÓN MENTAL

El aspecto más revolucionario de este dispositivo no es solo el conjunto de hardware y software, que han sido concebidos de manera diferente respecto al ordenador tradicional, sino más bien la voluntad de convertirse en una alternativa eficiente y personal. Asimismo, representa un nuevo punto de vista y de utilización de los servicios digitales, pudiendo disponer de los mismos en cualquier momento y lugar, de forma inmediata, transparente y más humana. La verdadera revolución está en el cambio de expectativas y de manejo del dispositivo. Queremos alejarnos de aquellos aparatos informáticos complejos, e integrar en nuestra cotidianidad un electrodoméstico multifuncional elemental y directo, que forme parte de una realidad física y tangible y que responda a nuestras sensibilidades y necesidades.
Cuando estamos interesados en algo lo queremos sin más, con el menor esfuerzo, directamente, sin pasos intermedios y, aún mejor, de la manera que mejor se adapta a nosotros.
El iPad es el primer ordenador para todos, en cualquier momento. El iPad va a cambiar la manera de hacer las cosas cada día. •

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